viernes, 9 de diciembre de 2016

Maria Josefa Fina Coll 5 de Noviembre de 190

Mario Fina Bonet, nascut a la Bisbal el 1867, que hi ingressá el 1884 i que el 1918 ascendí a tinent coronel d'artilleria. Morí a Barcelona el 1923. Caries Fina de Caralt, nascut a la Bisbal el 1893, que hi ingressá el 1911 i que morí a Barcelona, el 1952, essent coronel d'infanteria. Lluís Fina de Caralt, nascut a la Bisbal el 1891, que hi ingressá el 1908 i que el 1911 ascendí a tinent d'infanteria. Morí el 1915 a l'África. Josep Fina de Caralt, nascut a la Bisbal el 1898, que hi ingressá el 1914 i que el 1924 ascendí a capitá d'infanteria. Morí a Paracuellos el 1936.

viernes, 7 de diciembre de 2012

La felicidad conyugal no es posible si no se cultivan y se cuidan día a día.


Las relaciones sentimentales no siempre son un camino llano, sino que durante la convivencia surgen inevitablemente los baches y conflictos. La felicidad conyugal no es posible si no se cultivan y se cuidan día a día. Existe una serie de patrones de comportamiento perjudiciales para los matrimonios, que es necesario identificar y reconocerse en ellos, en caso de que se estén adoptando inconscientemente. A continuación ofrecemos una recopilación de este tipo de actitudes para evitarlas en la medida de lo posible y lograr así una convivencia feliz y duradera o superar un mal momento sentimental por el que se esté pasando:
Justificar los malos modales o las actitudes destructivas
El respeto y el buen trato son imprescindibles en cualquier relación de confianza. Los enfados o las frustraciones personales no deberían expresarse con desdén y, mucho menos, utilizarlos como justificación de los malos modales, salidas de tono y ofensas. Cuando algo no va bien, o uno se siente cabreado, lo mejor es expresarlo, pero siempre de forma constructiva.
Es positivo tratar todas aquellas cuestiones que provoquen irritación o contrariedad, pero siempre de buenas formas y asumiendo que en estos hechos siempre suele haber una responsabilidad compartida en los dos miembros de la pareja. Alterarse o encerrarse en la defensa de una postura solo hará que las cosas empeoren. Cuando los problemas están demasiado enquistados y la comunicación no es productiva, puede que se necesite recurrir a la terapia de pareja para conseguir expresarse mejor.
Ignorar conscientemente los problemas
A corto plazo puede ser útil esquivar los pequeños conflictos, pero a la larga esta actitud solo provocará que se vaya generando una bola cada vez más grande hasta que sea insostenible y ya no haya posibilidad de reconciliación. Las relaciones matrimoniales o de pareja implican un compromiso alcanzado entre dos personas, por lo que es fundamental la lealtad y no esconder los puntos de vista respecto a lo que haga o deje de hacer el otro. Ir de cara puede ser incómodo y provoca ciertas situaciones de tensión, pero es la única forma de resolver y frenar los conflictos para que estos no se extiendan en el tiempo hasta volverse insostenibles.
Llevar siempre la iniciativa o delegar en todo momento
Todos los tipos de relaciones, ya sean sentimentales, de amistad o familiares, necesitan contar con un equilibrio entre las personas implicadas. No será beneficioso llevar siempre el timón de la relación ni delegar continuamente en la pareja. La igualdad a la hora de tomar decisiones, afrontar problemas o asumir unas determinadas funciones, es esencial para construir una relación justa y evitar los paternalismos que chocan directamente con el concepto de relación sentimental.
Negarse a ceder
La negociación constante es la base de una buena relación. Mantenerse firme en una postura, sin voluntad de ceder ni lo más mínimo al deseo del otro, es uno de los errores más frecuentes que llevan a las parejas al fracaso. Cada persona tiene su propia opinión sobre las cosas, y así deberá de ser. Por ello, hay que buscar puntos de encuentro, abrirse al diálogo y negociar una salida consensuada a los diferentes conflictos que inevitablemente irán surgiendo. Al convivir, los problemas de un miembro de la pareja acaban convirtiéndose en problemas compartidos por ambos. Por eso, la capacidad o no para lidiar y limar las diferencias será el mejor indicativo para saber si la relación tendrá futuro.
Echar las culpas al otro miembro de la pareja
Cuando la autocrítica desaparece y solo echamos las culpas al otro, la salud de la pareja corre serios peligros. Esta actitud implica normalmente una exigencia al otro para que cambie su comportamiento, pero en realidad se pierde la perspectiva de que una relación es cosa de dos y de que ambos tienen su parte de responsabilidad a la hora de solucionar sus problemas. El respeto, la atención, el reparto de las cargas familiares o del hogar son principios infranqueables que deberían caracterizar a cualquier pareja.
En definitiva, si se siente identificado con alguno de los errores comunes de las parejas anteriormente descritos, lo más recomendable es reflexionar sobre ello, asumirlo e ir modificando poco a poco la actitud. La práctica hace el hábito, y seguro que trabajando en común se alcanzan puntos de consenso beneficiosos para la felicidad conyugal de ambos miembros de la pareja.

jueves, 18 de octubre de 2012

Los hombres no escuchamos


“Las mujeres dicen que no las escuchamos, y es cierto”

“Las mujeres dicen que no las escuchamos, y es cierto”
Sebastià Serrano, catedrático de lingüistica y divulgador científico. (Destino)
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Hace miles de años, en algún momento de la prehistoria, nuestros antepasados desarrollaron el lenguaje, una herramienta que cambiaría el mundo para siempre. Pero, ¿qué motivaciones tuvieron los individuos que empezaron a articular sonidos coherentes para dotarlos de significado? El lingüista Sebastià Serrano (Bellvis, Lérida, 1944), que visitó ayer la redacción de El Confidencial, lo tiene claro: “El lenguaje se desarrolló para ligar. Muy probablemente aquellos y aquellas que empezaron a hablar y que empezaron a contar historias ligaron mucho más, dejaron más descendientes y al final el lenguaje fue común a toda la especie. Solamente los que hablaron dejaron descendientes. Es un punto de vista personal, pero probablemente fue lo que ocurrió. Se estableció una especie de gusto sexual por la lengua, y esto es lo que contribuyó al desarrollo del lenguaje”.
Entonces el mundo, cuenta Serrano, cambió para siempre: “La comunicación se hizo necesaria para el encuentro de sexos diferentes. A partir de ese punto los seres vivos tuvieron que comunicarse, porque si no se comunicaban la vida se acababa. La comunicación ha sido desde entonces la locomotora de la cultura, y junto a ésta, es responsable de nuestra evolución”. La comunicación juega por tanto un papel fundamental en nuestras vidas y, según Serrano, en nuestro bienestar, en la medida en que éste depende de la relación con nuestros semejantes.
Hoy en día sabemos que la felicidad y el malestar se pueden controlarEn su nuevo libro, Del amor, la mentira y la persuasión(Destino), Serrano busca las respuestas que los nuevos avances científicos sobre teoría de la información, comunicación y neurología, pueden ofrecernos para ser más felices. En ese sentido, su trabajo recuerda al de otros divulgadores como Eduard Punset, que han estudiado las emociones desde una óptica científica. Serrano es claro al respecto: “Hoy en día empezamos a estar en condiciones de saber al menos que la felicidad o el malestar se pueden controlar e incluso la felicidad se puede aprender o adquirir. Empezamos a conocer toda una serie de senderos y vericuetos cerebrales, de circuitos y sustancias que están implicadas en la circulación de la información por el cerebro”. Al final, cuenta Serrano, sólo estamos demostrando que aquello que pensábamos que nos hacía felices efectivamente nos hace felices: “Nuestro cerebro está encantado de escuchar palabras amables, de tener delante una cara sonriente, todo esta serie de elementos que tradicionalmente se han considerado que daban un cierto grado de bienestar son los que lo dan”.
El gran reto de la comunicación entre sexos
Está bien, ya sabemos lo que nos hace felices. Pero la realidad es que nos cuesta. Y nos cuesta mucho. Los problemas de comunicación surgen en todas las relaciones personales, pero se magnifican en el ámbito amoroso. Si bien el amor no sería posible sin comunicación, hay que ser todo un experto para comunicarse en pareja. Serrano es tajante al respecto: “El amor es una tarea de orfebrería de comunicación. La naturaleza quiere que nos encontremos, pero una vez que nos hemos encontrado, la segunda ley de la termodinámica hace que tendamos a desorganizarnos. El amor es como una planta que se ha de regar, que se ha de trabajar, y la comunicación es fundamental en este sentido. Los matices cobran mucha importancia, encontrar el tono de voz, las palabras adecuadas, toda esta serie de elementos no verbales”.
Entonces es cuando nos damos cuenta que hay una diferencia significativa a nivel comunicativo entre sexos. Se han escrito ríos de tinta al respecto. Algunos magnifican estas diferencias, otros las minimizan, y muchos las atribuyen a diferencias culturales o sociológicas. Serrano no da nada por zanjado –“se está investigando muchísimo al respecto”– pero está convencido de que nos comunicamos de distinta forma: “Somos bastante distintos, o más bien, no somos muy iguales. Los hombres dan importancia a la información en un sentido estricto, no tanto al envoltorio de la comunicación. En las mujeres pasa lo contrario.Los hombres damos importancia a lo que se dice, no cómo se dice, o con que intenciones lo dices… Los hombres, sobre todo, escuchamos mucho menos, nos desentendemos mucho más, y es cuando se exige que nos fijemos en los pequeños detalles. A la primera queja las mujeres siempre dicen: `No me escuchas´. Y es cierto, los hombres sabemos escuchar menos, pero no lo entendemos. Pienso que lo que pasa es que no escuchamos como cuando estábamos cortejando, y esto les molesta, entonces todo eran halagos. Parecías Cyrano de Bergerac y ahora eres el hombre de las cavernas”. 
Vivir en pareja no es sencillo, y mantener una relación estable en el tiempo mucho menos. Los problemas, cuenta Serrano, no surgen de distintas concepciones del mundo, ni de las ideologías, surgen de las pequeñas cosas del día a día, sobre todo por malentendidos comunicativos: “En el cortejo parecemos todos interesantes, luego ya no tanto, además el tiempo se mide de otra manera. Hacer esperar, no hacer esperar, todos estos elementos son fundamentales. A veces, respondemos de manera hostil a una pregunta que un principio no tiene mucha enjundia. ‘¿De dónde vienes?’, por ejemplo, ya se puede ver como una intromisión. Al final todo funciona mediante signos verbales y si no encuentras el tono de voz adecuado, si te mantienes en silencio, o si subes un poco el volumen, el otro empieza a decir que 'estás enfadado'. Jugar a enfadarse es muy fácil. A veces incluso nos insultamos un poco, o incluso nos menospreciamos. Un grupo de investigadores de EE.UU., que ha estudiado esto en profundidad, dicen que en el momento en que hay expresiones de menosprecio ya no hay prácticamente vuelta atrás. Y es tan fácil que aparezcan… Si le dices un exabrupto a la pareja vas a necesitar tres halagos fuertes para reequilibrar la situación. A veces se consigue, pero otras no”.
El secreto, cuenta Serrano, reside en saber jugar con todos estos detalles. Por una parte debemos esforzarnos por mantener la relación, pero por otra debemos conservar nuestra independencia. “Cuando nos emparejamos no nos divorciamos de nosotros mismos”, explica el lingüista.
No hay que hacerse ilusiones
Si es tan difícil mantener una pareja estable, ¿qué ventajas tiene? Serrano responde con naturalidad, y sin ambages: “Bien llevado tiene ventajas. Puede prolongar el grado de bienestar y felicidad, puedes dedicarte a otras cosas al mismo tiempo y, naturalmente, puedes tener sexo fácilmente. Puedes incluso ver crecer a los hijos, que es una cosa que está bien”.
Según las últimas investigaciones, la naturaleza nos ha programado para que el amor dure cuatro añosAlgunos investigadores han insistido en que la monogamia no es el tipo de relación natural para el ser humano. Serrano cree que sí lo es, pero con matices: “Por lo que sabemos en estos momentos, a nivel biológico, la monogamia es la forma de relación natural entre sexos, pero no la monogamia perenne. A lo que estamos adaptados es a una monogamia sucesiva. El amor es tan fuerte que difícilmente cuando una persona está en la primera fase del amor se encuentra en condiciones de buscar otras mujeres. Precisamente lo que pretende el amor es la monogamia, todo es naturaleza. Surge una atracción tan fuerte porque si has de atender a muchas no lo harás bien. La naturaleza te obliga a fijarte en una mujer, y entonces te la trabajas, vas sobre seguro. Uno sale de casa, va a la discoteca. Entonces, si puede, selecciona. Y una vez que se ha decidido por una, surge la atracción. Según las últimas investigaciones al respecto, la naturaleza nos ha programado para que el amor dure cuatro años. Estos años son en los que nace un crío,. Pasados dos años ya no necesita tanta protección. El homo sapiens bebé es tan pequeño que no puede criado solo por la hembra”.
“¿Pero no hay parejas que aguantan más?”, pregunto sorprendido. “Se ha visto alguna pareja, en concreto en Londres, que llevaba más de 20 años y seguía en una situación de enamoramiento fuerte. Esto es sorprendente.Estos mismos investigadores, que visualizan la actividad cerebral, vieron que entre los enamorados de menos de un año y los enamorados de entre uno y dos años ya había bastantes diferencias. En los primeros hay una gran influencia de la dopamina, y en los otros ya se activan otras sustancias y otras zonas distintas del cerebro. La realidad es que no podríamos vivir en una situación de excitación constante propia de la primera fase del amor. Es como si estuviéramos siempre de anfetas. Cuando pasa el cortejo, segregamos sustancias que nos dan más tranquilidad, pero claro, puede que entonces encuentres a otra u otro y cambien las cosas. Hay gente que lo lleva bien, pero cada vez las parejas aguantan menos. En el New York Times de hace unos meses decían que una pareja americana que se casa hoy tiene solamente una probabilidad del 30% de mantenerse unida dentro de 10 años”.

sábado, 4 de agosto de 2012

[Fragmenta] Presentación de "La teología feminista en la historia", de T...

El enfado y las discusiones ayudan a ver las cosas de otra manera

El enfado y las discusiones matrimoniales son elementos necesarios para resolver los problemas, según se deduce del análisis comportamental de 225 parejas estadounidenses. Una novedosa línea de investigación que cuestiona uno de los principios básicos de la psicología positiva inamovibles hasta la fecha. Los efectos negativos del perdón se centran en quedespoja a la pareja de las señales que marcan los límites de la transgresión. “Si uno de los miembros de la pareja hace o dice algo que ofenda al otro, y está en sus manos resolver el conflicto creado, será más beneficioso para ambos censurar esa actitud y no perdonar hasta que se solucione, si quieren ser felices a la larga”,

Es Bueno Discutir: Para saber su punto de vista


¿Son buenas las discusiones de pareja? Para los investigadores sobre psicología positiva y del bienestar la respuesta es que sí. Al menos esta ha sido la primera de las conclusiones aportadas por los grupos de discusión de la Convención Anual de la American Psychology Association, que desde el pasado jueves se está celebrando en Orlando. “El perdón y el olvido en el matrimonio pueden ser beneficios a corto plazo, pero a la larga son perjudiciales porque no se resolverán los conflictos de pareja, provocando así que lo que en un principio era un pequeño problema se acabe convirtiendo en una losa insoportable”, explicaba el investigador de la Universidad de Florida James McNulty, tras presentar los resultados del estudio Toward a Contextual View of Psychological Processes and Well-Being. Una aproximación a las causas del éxito o fracaso de las relaciones de pareja.
El enfado y las discusiones matrimoniales son elementos necesarios para resolver los problemas, según se deduce del análisis comportamental de 225 parejas estadounidenses. Una novedosa línea de investigación que cuestiona uno de los principios básicos de la psicología positiva inamovibles hasta la fecha. Los efectos negativos del perdón se centran en quedespoja a la pareja de las señales que marcan los límites de la transgresión. “Si uno de los miembros de la pareja hace o dice algo que ofenda al otro, y está en sus manos resolver el conflicto creado, será más beneficioso para ambos censurar esa actitud y no perdonar hasta que se solucione, si quieren ser felices a la larga”, explica McNulty.Cuanto más se perdone a una pareja más desagradable será
Cada pareja tiene sus propias limitaciones y debe ser flexible a la hora de abordar los problemas que inevitablemente aparecerán durante la convivencia. No es posible generalizar en estos asuntos, lamentan los investigadores, ni existe un protocolo sobre la manera ideal de comportarse en una relación. Sin embargo, identificar los problemas y visibilizar la contrariedad cuando algo no va bien es una regla básica que comparten las parejas que han llegado a la vejez con un mayor grado de satisfacción. “Definitivamente, se ha demostrado que el perdón sistemático no está relacionado con que la pareja sea más feliz, sino todo lo contrario”, añade el psicólogo.
Las relaciones en pareja, un antídoto contra la depresión
Los vínculos entre las relaciones amorosas, la salud y el bienestar han sido ampliamente analizados desde hace varias décadas. “Sabemos que las relaciones sentimentales, así como la correcta integración social, disminuyen el riesgo de muerte prematura”, explica la psicólogaPaula Pietromonaco de la Universidad de Massachusetts. La teoría del apego (o de los afectos) explica cómo los individuos cuentan con otra persona como referente emocional a la que acudir cuando se está angustiado o se está pasando por un importante bache vital.Evitar las discusiones puede acabar produciendo ansiedad y depresión
En la edad adulta, según Pietromonaco, este referente es “frecuentemente” la pareja o elcónyuge, que se convierte en un apoyo muy importante, “especialmente, cuando las personas se enfrentan a un acontecimiento estresante, pues son su fuente de consuelo y tranquilidad contribuyendo a que el otro individuo se sienta mejor”.
En un estudio presentado en la convención por esta psicóloga, y en el que participaron unos dos centenares de personas recién casadas, se descubrió que la vida en pareja altera los niveles de cortisona, lo que contribuye a predecir enfermedades mentales, como la depresión y la ansiedad, que descienden cuando hay problemas conyugales. Al relacionar estos patrones con la salud mental se concluye que las parejas que intentan evitar las discusiones son a la larga las que más problemas de ansiedad y depresión sufren.
El apoyo psicosocial disminuye el riesgo a tener bebés prematuros
Esta psicóloga y su equipo llevaron a cabo otra serie de análisis para determinar el grado de interacción entre el bienestar de las parejas y la salud en general. Así, en uno de los estudios se concluyó que las mujeres embarazadas con un fuerte apoyo psicosocial eran más susceptibles de tener un hijo sano, con un desarrollo óptimo del feto y con menos posibilidades de tener hijos prematuros. El bienestar del matrimonio está asociado a la longevidad
Estas líneas de investigación todavía tienen un corto recorrido, por lo que los propios autores advierten sobre la necesidad de seguir concretando los resultados. “Aunque los estudios que relacionan la psicología con la salud están empezando a tener en cuenta los efectos del estado emocional de las parejas, estos resultados todavía no se han utilizado para ayudar a las personas a combatir enfermedades crónicas como el cáncer o la diabetes”, lamenta Pietromonaco. Una contribución que podría ser muy útil para que las personas encargadas de cuidar a los pacientes les ayuden a afrontar mejor la enfermedad.

domingo, 20 de mayo de 2012

Para Mejorar

1.-Habitos positivos
2.-Que haga Yoga
3.-Que haga lo que le guste
4.-Que aprenda inglés
5.-Pasear al perro
6.-Ayudala